lunes, 19 de abril de 2010

Fobia Onírica


-No me digas que es por eso?-
-No, dejame que te termine de contar - dije, nervioso y molesto con mi interlocutor, apagando el cigarrillo con fruición- el sueño recién empieza ahí-
-Bueno, contame-
Me tomé unos segundos para tratar de volcar sobre mi lengua el contenido que guardaba en mi memoria, pero también en los sentidos y el cuerpo. Ese calor y movimiento propios que solo se viven en sueños, esas realidades cubiertas de gasas y otras cuestiones más. No es sencillo explicar un sueño; pero éste particular había cambiado tanto mi comportamiento que Héctor estaba un poco preocupado.
Pobre Héctor. No lo culpo, es un buen tipo, pero no es el mejor a la hora de explicar esta clase de cosas.
-Mirá, lo que me contaste hasta ahora era que te subías al bondi- dijo él, bebiendo un poco de su café -Y después te dabas cuenta que no se subía nadie más, y que las cuadras se alargaban-
-Se alargaban, si, pero no como se alargan en Venado Tuerto o en Baigorria. Las cuadras seguían midiendo lo mismo, pero aunque el colectivo iba bastante rápido, no terminaba de pasarlas-
-Bizarro-
-Indeed- respondí, prendiendome otro pucho -Y después me di cuenta de algo más grave. Había cuadras que no habían estado nunca ahí, siempre pasando con la misma lentitud irreal. Me preocupaba un poco, pero eso si, estaba tranquilo; terminaría por llegar a algún lugar algún día-
-No parece tan siniestro-
-Todavía no me había dado cuenta de lo peor. Después de un rato me avivé; nadie se bajaba tampoco. Todos estaban sentados, con la misma expresión, mirando hacia adelante-
-Parece un cuento de terror para chicos- dijo Héctor con una tranquilidad que me voló la cabeza.
-No es para reírse! Era muy real!-
-Está bien, está bien, seguí-
-Entonces pasabamos por enfrente de la facultad. Me levantaba y tocaba el timbre, pero el colectivo no se detenía. Volvía a tocar...-
-Y no se detenía-
-Dejame terminar de contar, la puta madre!-
-Bueno bueno boludo, tampoco te pongás así-
-Te digo que fue muy real. Fue más real que cualquier sueño que haya tenido en muchísimo tiempo-
-Dale, seguí-
-A la tercera vez de tocar el timbre y que el colectivero no me diera pelota, y viendo que nos alejábamos considerablemente de la parada, me iba hasta el frente. Pero ahí me daba cuenta de otra cosa-
-Que más?-
-Dejá de interrumpirme porque te voy a tirar el café en la cara-
Silencio de ambos lados. Reanudé el relato:
-No podía hablar. No era que no pudiera abrir la boca o que no tuviera lengua; hablaba, pero no salía sonido de mi boca. Sentía el aire pasar por las cuerdas vocales y todo, pero nada...-
-Jodido-
-Encima empezábamos a entrar en una zona fea, fea, fea...-
-Una villa?-
-No, nada que ver. Un barrio de edificios gastados, casas en alquiler y veredas rotas. Pero lo peor de todo eso era que no había una sola alma en las calles, y tampoco parecía que a nadie le importase. A decir verdad, me empezaba a dar cuenta que tanto los pasajeros como el colectivador no tenían conciencia de qué hacían ahí. Y no tenían idea, tampoco, de lo que les estaba pasando-
-Qué les estaba pasando?-
-No te das cuenta?- dije, exasperado - Un colectivo que te lleva a ningún lugar! Hay algo más feo que estar viajando todo el tiempo, sentado, esperando una parada que sabés que no va a llegar?-
-Che, pero no es para tanto. A mi me gusta viajar en bondi-
-Y a mi también me gustaba, Héctor, a todo el mundo les gusta. Pero no es el viaje en sí lo que lo hace placentero, sino el recorrido. Uno conoce el recorrido, conoce la gente en las veredas, le da gusto mirar una chica desde ahí sin que te vea, te encanta ver los pases de los semáforos... pero solo por un tiempo-
-Si lo ponés así...-
-Claro que lo pongo así! Como pude haber sido tan ciego tantos años? No te das cuenta vos tampoco, Héctor?-
-Qué?-
-Les estamos confiando nuestra existencia! A todos los medios de transporte que nos llevan a algún lugar! Uno no se sube a un bondi para subirse, uno se sube porque quiere llegar a alguna parte! No te das cuenta? Qué pasaría si solo continúa el recorrido, que pasa si el tiempo se detiene, que pasa si nunca, jamás, aparece esa parada que tenés que tomar?! Que pasa , Héctor?-
-No seas exagerado, fue un sueño nomás-
-Pero y si pasara?-
-No va a pasar! Mirá que un chofer va a seguir manejando y que nadie se va a bajar...-
-Puede pasar-
-No puede pasar-
-Admitimelo Héctor. Y qué si se da la chance de que un grupo de personas no se quieran bajar, por algún motivo propio, y que el manejero continúe yendo por su ruta, por la ruta del colectivo mismo?-
-En algún momento va a tener que parar a cargar nafta-
-No, porque el colectivo no la necesita! No entendés, verdad? Cuando estás en el colectivo, no es el colectivo el que se mueve, es el mundo! El colectivo hace que el mundo se mueva mientras él permanece quieto en el espacio! La nafta y todas esas pelotudeces son un invento-
-Ahora el que está hablando boludeces sos vos, Pancho-
-Bueno, que querés que te diga- dije, apagando el cigarrillo -Por lo que a mi respecta, nunca más voy a tomar un colectivo. No le voy a confiar mi libertad y mi mundo a esos aparatos toscos de espacio reducido-
-Creo que necesitás tomarte las cosas un poco con calma. Descansar un poco, ver gente nueva...-
-Ya sonás como mi vieja. Vámonos, estoy podrido de hacerle entender a la gente porqué le tengo miedo a los colectivos-
-Es que es difícil entenderte, Pancho-
-Por lo menos vos lo intentás, Héctor. No como el resto de la gente que hace como que escucha-

Pagamos, salimos del bar y nos abrigamos. Era de noche, y ya hacía frío. Nos quedamos un momento mirándonos y nos dimos un abrazo. Por la esquina pasaba un 115. Lo miramos, nos miramos y nos sonreímos apenas.

Que tipo grande este Héctor, siempre me banca cualquier manía






A Angélica Gorodischer

Rebuild

Y así, de repente, sinprevio aviso, el rincón gris vuelve a la actividad como un relativario de ideas, donde las historias que tengo pendientes en la cabeza puedan ir colgándose.

Es raro. Extrañaba y no extrañaba tener un lugar donde escribir. Necesitaba y no lo necesitaba.

Bue, el tiempo lo dirá